Las habilidades sociales o habilidades para tratar con personas son probablemente, de las habilidades que más relevancia van a tener en nuestra vida. Lo queramos o no, estar en sociedad requiere aprender convivir con personas diversas, y convivir, lleva irremediablemente a expresar enfados, límites, decir que no, desagradar a otros… Así como amar, aprender a validar, confiar, reírse … Las experiencia social está directa o indirectamente en todo lo que hacemos, aunque no haya nadie presente en ese momento.
Si pensamos un lugar donde cobran especial relevancia, se nos ocurre el lugar donde con probabilidad, pasamos más tiempo: el trabajo. Tanto si trabajamos con máquinas como con verduras, las personas, (compañeros, proveedores, clientes…) están ahí. Y detrás de cada cosa hay personas.
Habilidades Sociales en el Trabajo
“¡Me han cambiado el turno!”, “La otra quiere pisarme”,“Ese va de listo y acabo haciendo su trabajo y el mío, por eso salgo media hora cada día más tarde”,“Este trabajo me está robando la vida”, “Estoy harta de que cada día se coman una hora más de la jornada…”.
¿Qué tienen en común estas verbalizaciones? – Que son conflictos con otras personas en el área profesional, y están directa o indirectamente relacionados con la capacidad social que tenemos para solventarlos.
Tipos de Habilidades Sociales en el Trabajo:
He reunido algunas de las pautas que más cuestan en los entornos laborales y que sin embargo, son fundamentales para que tanto trabajadores como líderes, sepan llevar una convivencia medianamente buena teniendo en cuenta las necesidades de todos.
- Solicitar mejoras, expresar necesidades:
Una de las cosas que más cuesta a los trabajadores es, solicitar mejores condiciones en el trabajo. Trabajadores que evidentemente, por miedo a perder el puesto, y en consecuencia, sus recursos económicos básicos, aguantan lo indecible como un Vía Crucis de tolerancia infinita. Si consideras que mereces mejores condiciones, salario, horario o alguna adaptación concreta, dirígete al personal responsable de la mejor forma posible. Puedes probar por escrito, pero el formato personal puede funcionar mejor. En cualquier caso, puedes probar con solicitudes del tipo: “Estoy muy agradecido/a por las condiciones que me brindáis, no obstante, me gustaría solicitar una mejora de X condiciones por X razones. Me gustaría, dentro de las posibilidades de la empresa, negociar las condiciones X”. Ofrece opciones, muéstrate cordial, agradecido y flexible.
- Decir que NO, poner límites.
El buque insignia de las dificultades laborales: aprender a decir que no. Y tiene todo el sentido porque en muchos trabajos, decir NO puede significar un despido. Y el trabajador va a preferir decir SÍ a perder su empleo, como es lógico. Pero ese NO puede tener matices. No tenemos que esperar a peticiones intolerables para negarnos a ciertos puntos, podemos mostrar cierto desacuerdo en cosas que no nos parezcan bien con algún tipo de gesto, comentario o contraargumento. Esto será relativo al tipo de trabajo y voz que se tenga dentro de una empresa. Intenta que tu opinión tenga una relevancia con el tiempo dentro de las posibilidades del puesto, esto podrá darte más autoridad para que tus límites sean mejor acogidos.
- Reconocer los progresos, habilidades de auto-refuerzo
A veces los líderes o jefes de las empresas se van a fijar en lo que falta, en lo que está mal, los errores, y piensan que así “motivan al personal”. Nada más lejos de la realidad, lo normal será, que mine la autoestima laboral de sus empleados. Estos en búsqueda de algo de aceptación, validación y conservar su puesto, seguirán afanándose por mejorar hasta que si no existe el refuerzo positivo, rehusen mejorar. Como a veces este bajo reconocimiento no siempre está acorde al esfuerzo, es importante que cada uno sepa auto-reforzarse y reconocerse su trabajo, para no estar a merced de un reconocimiento ajeno que puede que no llegue. Esto podrá hacernos más seguros y fuertes en nuestro puesto, y estar en mejores condiciones de hacérselo ver cuando toque a los líderes, así como si llega el momento, solicitar mejores condiciones.
- Aprender a ceder, flexibilidad:
Tan importante es saber pedir como saber dar: y es que la flexibilidad en el trabajo también pasa por aceptar y ceder momentos donde el trabajo requiere arrimar el hombro. No todo está basado en la recompensa inmediata; las personas han de aprender en base a sus valores, a saber hasta dónde llegar con su conducta en cada trabajo, donde están cediendo de forma consciente y voluntaria, y cuándo se están sobrepasando y se están aprovechando de ellos. Este filo de la navaja es un límite difícil de acotar; cada situación tendrá sus peculiaridades.
- Joderse cuando toca, aceptación:
Al hilo de lo anterior, es importante aprender que la vida no es solo lo que nos apetece, lo que no duele, lo que es divertido y chachi; los trabajos a veces requieren aprender a joderse, apretar más en algunas situaciones, acelerar el ritmo y bajarlo en otro. Es una habilidad de aceptación y compromiso con el trabajo, entender que no siempre lloverá a nuestro gusto y no es nada malo. El mundo no gira en torno a nuestras necesidades, aunque tampoco debemos olvidarlas.
- Expectativas realistas
A veces entramos a un trabajo esperando recibir la condecoración, el salario, y el horario perfecto, y nada más lejos de la realidad. En muchos casos, nos tocará trabajar, ser pacientes, dar hasta donde consideremos correcto, entender las jerarquías, aprender las dinámicas, aprender humildad y observar. Cada lugar tiene sus tiempos.
- Ser sensible a las necesidades del compañero/a
Uno de los valores más importantes que se aprenden en los trabajos es precisamente, aprender a ser buen compañero. Esto pasa no solo por estar pendiente del trabajo y necesidades propias, sino del ajeno, cómo está el compañero, qué puede necesitar y estar ahí, en pos de sacar el trabajo adelante y cuidar el bienestar de todos.
- Resolver conflictos:
Otra de las cosas que más sufrimiento suele causar en el entorno laboral son los conflictos con jefes y compañeros. Aprender a enfrentarse a la tensión, la ira, el enfado y guardar la compostura, así como aprender a confrontar lo que no está bien, no ceder en lo que no toca, clarificar lo que es injusto o todo lo que derive de los conflictos, será fundamental para sentir mayor satisfacción en el trabajo. No es algo agradable, pero evitar los conflictos puede ser contraproducente para ambas partes. Las personas necesitamos confrontar y negociar condiciones para atender mejor a las necesidades de ambas partes. Como dice el refrán: «Más vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo».
- Aprender a parar
Y por último, es importante, muy importante, aprender cuándo parar. Esto suele ser un problema en los autoempleados o autónomos, que como todo el tiempo es para ellos, piensan que tienen que sacar la empresa adelante 24/7. Y aunque sea difícil aprender a separar en esos casos cuándo se termina el rol trabajador y empieza el personal, es de vital importancia preservar los tiempos de descanso, de autocuidado y de higiene de silencio del trabajo. Esto pasa por no hablar en la medida de lo posible fuera del horario laboral, tratar de centrar tiempo y atención en otras áreas de valor (amistades, salud, relaciones personales…) y saber cuál es nuestro límite en cada caso y no quedarnos al límite de traspasarlo. Porque esto podrá producirnos una enorme sensación de burnout o síndrome del trabajador quemado, donde la persona empieza a perder la ilusión por el trabajo y hasta su propia vida, en pos de un estrés y un sobre-trabajo sin sentido, ni tiempo, ni descanso.
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Un abrazo
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