Como mencionábamos en el artículo anterior, existen diferentes razones por las que aparecen los conflictos de pareja, pero… ¿Cuáles son las peores formas de tratar de resolver estos problemas? Aquí veremos tres formas muy comunes que no traen buenos resultados.
- Coacción
Acción potencialmente desagradable dirigida al otro miembro de la pareja hasta que esta persona acceda a sus deseos. De esta manera, la persona que realiza este chantaje, quedaría reforzada ya que ha conseguido lo que quería y la otra accedería al deseo por escape al malestar aplicado por su pareja (Barraca, 2016).
Escena: A Sonia le molesta que Jesús salga con sus amigos y recurre a dejarlo de hablar, de contestar sus mensajes y acceder a verlo. Jesús contrariado de su distanciamiento sin decir nada, entiende que su pareja está cabreada por ello y deja de quedar con sus amigos de forma frecuente. Finalmente deja de quedar con sus amigos para que Sonia no se enfade con él.
¿Por qué este recurso es tan negativo?
Porque por lo general, nadie está muy contento de tener que acceder a los deseos de su pareja por medio de la coacción; puede generar resentimiento y efecto de “te devuelvo el golpe”, actuando con la misma u otra forma de coacción para solucionar sus problemas. Y peor aún, la coacción suele ir aumentando en intensidad ya que se suele reforzar de forma intermitente y se extrapola a más situaciones, entrando en un juego mutuo de coerciones.
- Humillación u ofensa
Crítica de forma directa descalificando a la otra persona con el objetivo de que cambie su conducta al ser acusado de algo. De esta forma, se pretende que se acepte la acusación y eso consiga que la pareja cambie la forma de comportarse.
Esto se suele producir la pareja lleva mucho tiempo metida en problemas y el clima se ha ido deteriorando progresivamente.
El recurso de trasladar la responsabilidad de un problema a la otra persona es muy común, y se achaca que tienen problemas a causa de sus actitudes deficientes. De este modo, la pareja podría llegar a creer mediante estas críticas u ofensas, realmente le ayuda a mejorar su déficit de habilidades (Barraca, 2016).
Escena: A Miguel le parece que su novia es muy dramática y celosa porque cada vez que discuten de algún tema, ella grita y se echa a llorar. En este caso, recurre a llamarla loca y tóxica. Además le recomienda que vaya a tratarse porque es evidente que tiene un problema en la cabeza.
¿Por qué este recurso es tan negativo?
Al igual que la coerción, si una persona nos critica de forma ofensiva, generará el efecto de querer defendernos del ataque y dependiendo de la persona, podrá incluso aumentar la ofensa hacia el otro, lo que generaría como ya conocemos, una escalada de discusiones y descalificaciones nada recomendables para ninguna relación y donde además, no se conseguirá ningún cambio de conducta en el otro sino más enfado y resentimiento.
- Polarización o “no bajarse de la burra”
Cuando una pareja entra en la espiral de coacciones e insultos, lo más normal es que cada uno se arrincone más en su postura, se alejen y se nieguen a “bajarse de la burra”, yéndose cada vez más al extremo. También puede ocurrir, que si una persona tiene muy coaccionada a la otra, el intento de esta por satisfacer sus deseos y obtener su atención, la lleve a querer acercarse más y más, y la otra, de manera paradójica, alejarse más.
Escena: Lidia fue infiel a Rosa y tienen peleas desde hace meses, donde ya sólo se dirigen la palabra para seguir discutiendo y afirmar con ahínco cada uno más su postura.
Otro ejemplo de polarización que dividió al mundo: https://www.youtube.com/watch?v=PR16s_I1kP8&ab_channel=bythewaytv
¿Por qué este recurso es tan negativo?
Porque en esta situación el malestar es omnipresente. Llegados a este punto, es más que probable que los deseos por satisfacer a la pareja y las fuentes de satisfacción que antes equilibraban lo positivo de la relación, se esfumen por completo.
Sintetizando ideas:
Ejemplo del mismo problema bajo el prisma de cada punto:
- Coacción: Mi pareja quiere sexo y yo no, así que me pone mala cara y me deja de hablar hasta que acceda.
- Humillación: Mi pareja me acusa de si es que le estoy siendo infiel o soy un@ estrech@ porque no tengo las mismas ganas de sexo que él/ella.
- Polarización: Mi pareja me insiste mediante coacción y humillación a tener más sexo y precisamente por eso me alejo más, lo que causa más coacciones y humillaciones.
En conclusión, si tu pareja o tú empleáis alguna de estas formas para solucionar vuestros problemas, la receta para acabar mal está casi asegurada.
Bibliografía principal: Terapia Integral de Pareja: Una intervención para superar las diferencias irreconciliables. Jorge Barraca, 2016.