Poniéndonos en antecedentes…
No me gusta pecar de aguafiestas en pleno verano, pero creo que no hay mejor momento para sacar nuestro famoso carpe diem a la palestra.
Contexto: Calor, playa, pseudofin del coronavirus, mascarillas out, garitos reabriendo, en fin… El panorama parece invitar a vivir el momento sin pensar en el mañana más que nunca.
Es posible que el “Carpe Diem” resuene en nuestras cabezas desde la adolescencia, allá por el estudio de los tópicos literarios en el instituto. Esta regla se establecía invitándonos a vivir el presente sin demasiadas preocupaciones… Hasta que ese adolescente ya es un adulto pero el mensaje sigue ahí, grabado en algún lugar, haciendo su efecto en la conducta presente.
¿De dónde viene el Carpe Diem?
El popular slogan es una regla social-verbal atribuida a Horacio allá por el siglo I a.C. Esta dictaba: “Carpe diem, quema mínimum crédula postero” o “Aprovecha el día, no confíes en el mañana”. Estoy convencida de que Horacio con su mejor intención, pretendía enseñarnos el valor del tiempo y la importancia de invertirlo sabiamente en el hoy. Pero como es natural, los seres humanos nos adueñamos de definiciones y le damos la interpretación que más nos conviene. Si no, que se lo digan a Hitler y su libre interpretación de Nietzsche.
¿Cuándo dejó de usarse esta frase para decir «aprovecha el tiempo» y empezó a usarse para enviar un mensaje completamente opuesto?
“Vive el momento” como opio del pueblo
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de estimulación ambiental que recibimos para incitarnos a “vivir el momento” concebido como una especie de amnesia corto-placista? Si lo pensamos, nuestro contexto real, y donde pasamos ahora más tiempo, el virtual, están orquestados para sacar el dinero de nuestros bolsillos: campañas de marketing, tiendas con estudiados parámetros de compra, redes sociales, ads, retargeting, modelos, influencers… Resulta muy atractivo usar una regla tan arraigada en todos nosotros para vender y a la vez justificar un consumo desmesurado. Es un negocio redondo.
Naval Ravikant sentencia: “Si comes, inviertes y piensas como dictan los medios de comunicación, acabarás en quiebra nutricional, financiera y moral”.
¿Somos realmente libres de elegir?
¿O crecemos condicionados para consumir como forma de “vivir el presente”? ¿Nos compramos otras deportivas, otro vestido o salimos otra vez a cenar porque “carpe diem”? De repente llega una factura imprevista y vaya por dios, ahora ese capricho del pasado se repite como una mala digestión. «¡Pero soy joven, quiero vivir la vida!«.
Si somos contextualistas, seguramente la respuesta sea que no somos libres de elección, ya que nuestro contexto real y virtual nos bombardea con estímulos para condicionar nuestras elecciones… Pero ¡eh! Hay un reducto de esperanza, un pequeño margen de maniobra. El espacio entre estímulo y respuesta: ahí reside nuestra pequeña capacidad de elección (Guiño a Victor Frankl).
Conflicto de valores – Conductas a examen
Si analizamos a una víctima de nuestro carpe diem posmoderno, sacaremos conclusiones muy interesantes. Os presento a Luis.
- Escena
Nuestro amigo Luis estudia en la universidad, vive en un piso de estudiantes y sus padres costean la vivienda. No obstante, Luis trabaja los fines de semana de repartidor para poder pagar sus otros gastos y caprichos. Luis sabe que debe ahorrar porque se lo han dicho sus padres (regla aprendida verbalmente), pero nunca ha ahondado demasiado en esa idea porque no ha afrontado las contingencias aversivas (todavía) de quedarse sin dinero.
Por tanto, podría tener el valor de ser ahorrativo y responsable con el dinero revoloteando en su cabeza, pero quizás no se habría asentado como guía de sus conductas.
Luis tiene otro valor, que es el de disfrutar y vivir la vida, ya sabes, “carpe diem”, “vida solo hay una, tareas muchas”. (¿Cuántas reglas gobernando nuestra conducta al mismo tiempo ¿eh? Y por ahí diciendo los gurús que todo depende ti y tu actitud.).
En este momento Luis tiene:
- Valor respecto al uso del dinero – Ahorrativo, responsable.
- Valor respecto a cómo se debe vivir la vida: Carpe diem – vive el momento
⚡ CRASH ⚡: COLISIÓN DE VALORES ¿Cuál pesa más y en qué contexto?
Vamos a poner a nuestro amigo Luis en un aprieto.
- Situación
Luis es invitado a una cena y una fiesta con sus amigos. Luis tiene 50 euros en la cartera y con ellos debe pasar toda la semana para poder pagar la compra y no pedir dinero a sus padres.
¿Qué hace nuestro amigo Luis?
SITUACIÓN | EVENTOS PRIVADOS | CONDUCTA PÚBLICA | CONSECUENCIAS A CORTO PLAZO | CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO |
Luis sale a cenar y de fiesta con amigos. | “Debo vivir el momento, soy joven, ya me preocuparé en unos años”. “Ya le pediré dinero a mi padre y seguro que le convenzo”. “No debería tomarme otra copa”. “En realidad tengo examen mañana, como siga bebiendo, suspenderé”. | Luis se gasta 20 euros en la cena, 10 euros en la entrada de la discoteca, y se bebe 3 copas más a 6 euros. (Luis se queda con 2 euros en la cartera). | Euforia, disfrute, alegría, sentimientos de integración con sus amigos. | Arrepentimiento, culpabilidad, suspender examen, quiebra, bronca de los padres. |
¿Te has sentido Luis en alguna ocasión? ¿Han colisionado al mismo tiempo varios valores en tu vida? ¿Qué consecuencias tuvo? ¿El contacto con las consecuencias aversivas a largo plazo te hizo reaccionar en próximas ocasiones? ¿Se te ocurren otras formas de “Vivir el momento” sin sacrificar tu largo plazo?
Conclusiones
Como siempre, la rigidez detrás de cualquier regla es un problema por no poder adaptarse a todas las situaciones, y el “Carpe diem” no es una excepción.
No obstante, si esta regla se aplica conectada con la idea del Mindfulness o atención plena, podría ser muy beneficiosa. ¿Por qué? Porque vivir el momento presente en crudo, sin pensar en nada más que sentir los elementos de la experiencia, podría enriquecer la propia experiencia, sin hiperreflexividad o exceso de meta-pensamiento que tantos problemas nos da.
PD: Incluso lo que yo te diga, no lo tomes tal cual, que formaremos más reglas y ya la hemos liado. No te preocupes si aún no lo entiendes del todo, esa es la idea 😉
Un abrazo.