Septiembre, volver a la rutina, vuelta al cole, descuentos en gimnasios, nuevos cuadernos, agendas flamantes… El contexto se dispone como una alfombra roja para que nos pongamos a tope con la vuelta a la vida agitada tras las vacaciones de verano pero… ¿Por qué nos cuesta sostener en el tiempo lo que inicialmente, nos motiva a cambiar? ¿Por qué nos cuesta cambiar de hábitos, mantener dietas, la organización, o dejar de fumar? ¿Acaso es que no “no soy lo suficientemente fuerte” o “no tengo fuerza de voluntad”?
Seres imperfectos, habituados a las rutinas
Te invito a revisar este vídeo para ponernos en contexto: https://youtu.be/QIJgxvEOa3Y
Con este vídeo quiero introducir, que realmente las personas, al igual que otros animales, respondemos a la fuerza de los hábitos de un modo mucho más automático de lo que nos gustaría reconocer. Las consecuencias inmediatas y demoradas de cada cosa que hacemos recibe una serie de reforzadores o castigos momento a momento que seleccionan nuestra conducta.
Esto implica que de primeras, nuestro organismo parezca diseñado para tirar por el camino de la rutina, sea la que sea reforzada, antes que por los nuevos cambios. Si llevamos al igual que esa rata, 10 años sin hacer deporte, de primeras va a ser complicado que nos “salga de dentro” – esta expresión me hace mucha gracia – ir 5 veces a la semana al gimnasio y seguir la dieta del nutricionista llena de recetas que jamás hemos probado. “¿Pero qué demonios son las semillas de mijo?
En el artículo de hoy veremos 5 razones por las que nos cuesta cambiar de hábitos. En otro artículo veremos estrategias para tratar de poner remedios.
5 razones por las que nos cuesta cambiar de hábitos
1. No obtenemos reforzador a corto plazo de los hábitos deseables.
Cuando empezamos a hacer algo nuevo, al igual que la rata del vídeo, solemos movernos torpes, nos equivocamos, vamos más lentos, otros nos corrigen, nos pueden llegar a regañar, nos da “pereza”… todos estos consecuentes de nuestras nuevas acciones tienen una cosa en común: son aversivos, desagradables a corto plazo. Las personas nos llevamos mal con no obtener algo reforzante o positivo a corto plazo, especialmente cuando tratamos de instaurar algo nuevo. Por lo que continuar con un nuevo hábito con tantas cosas en contra parece hasta contraintuitivo. Sin embargo, no es imposible, un secreto está en lograr emparejar estas acciones a nuestros valores y/o objetivos a largo plazo. Lo veremos en otra ocasión.
2. No elegir una progresión adecuada: no tener metodología, ni parámetros concretos: días, horas, duración, el “todo o nada”, abandonar en el error…
“TENGO QUÉ” – introducción lapidaria de cualquier intento de cambiar hábitos: “Tengo que adelgazar”, “tengo que dejar de fumar”, “tengo que ponerme a entrenar”… Coge tus “tengoqués” y tíralos a la basura. ¿Ya? Bien. Seguimos.
Si quieres cambiar de hábitos es mucho más interesante definir parámetros concretos que poder cumplir de forma más automatizada, y pensar “menos”. Esto nos ayudará a concretar acciones tangibles en lugar de darnos órdenes o “tengosqués”.
Por ejemplo:
- Entrenar 3 veces a la semana (lunes, miércoles y viernes) de 8.00 a 9.00 en el gimnasio IronMaiden.
- Leer en la terraza 15’ tras la comida del medio día, a las 15,00.
- Estudiar máster en el salón de 9,30 a 10,30 los martes y jueves.
3. No reforzar los progresos mínimos, las aproximaciones a la conducta o hábito final.
Las personas caemos en el error de que «hasta que no consigamos la conducta final X, no estamos orgullosos de nosotros mismos”. Los pasos intermedios no cuentan, o mejor abandonar porque aún no hemos conseguido “nada”. Aprendemos a invalidar la progresión, la tarea imperfecta progresiva, el error, el intento patético, la caída, la página y media, porque no es la puesta en escena, no es la foto de Instagram ni el vídeo perfecto. Nada cae del cielo ni se amanece siendo Doctor en Psicología. Ser doctor en psicología requiere cada día, leer, estudiar, trabajar, X h al día, durante X años. Día tras día. Y un día, con suerte, el “título PHD” está en la pared. Pero no ha caído del cielo, ese título, ese hito de nuestra vida, sea un doctorado o simplemente, gozar de una buena salud, está compuesto de continuas conductas consecutivas en el tiempo, decisión a decisión, contexto tras contexto.
Es importante trabajar la validación del paso intermedio.
4. Contextos inadecuados de reforzamiento (entornos estresantes, personas con hábitos diferentes, eventos muy adversos recientes…).
Otro gran factor o variable de cambio es el contexto. Las personas también caemos en el error de pensar que la influencia del contexto nos es ajeno, que no nos influye. Seamos conscientes o no, el entorno definitivamente NOS INFLUYE, y por supuesto, nosotros influimos en él. La medida en la que esta relación nos beneficie o nos perjudique es particular de cada caso, contexto, y hábito en particular. Habría que conocer qué condiciones tienes alrededor y cómo planeas tu entorno para que sea un facilitador de esos cambios y no lo contrario.
«Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo» – Ortega y Gasset
Por otro lado, los contextos no son solo los inmediatos: también nos influyen eventos pasados, reglas en torno a eso que hacemos, y un sin fin de condiciones que están ahí, mediando en que decidas o no decidas apuntarte a yoga o a CrossFit. ¿Hasta qué punto eres libre de elegir ese cambio de hábito? O mejor aún, ¿para qué quieres hacerlo?
5. No sabemos bien para qué queremos cambiar.
El para qué. La función de iniciar ese cambio. En ocasiones estamos al arbitrio de lo social, de encajar, de ser más aceptados, admirados o queridos por otros si nos ven haciendo según qué cosas deseables o validadas socialmente. Si hemos decidido cambiar de hábitos exclusivamente por razones como estas, estamos en problemas. El que los cambios se mantengan en el tiempo sino recibimos reforzadores exclusivamente del tipo social, es una apuesta para probablemente, caer en el fracaso.
Porque no siempre recibimos lo que nos gustaría o necesitamos del entorno.
Aquí es importante trabajar en valores, en para qué queremos hacer las cosas, y si el compromiso con ello, nos es de relevancia para la vida que queremos vivir.
De lo contrario… si la foto de Instagram no tiene tantos likes o no me he ligado a la chica que quería… es posible que volver a mi hábito de dejarme de nuevo cobre más fuerza. «¿Estoy mal hecho?» No… nos parecemos más a una rata de lo que nos gustaría 🐁🐁🐁🐁🐁🐁🐁🐁🐁🐁🐁🐁
Tendemos a volver atrás cuando no recibimos el reforzador deseado. Al patrón viejo. Detrás de esto están los principios de variación del aprendizaje, como la extinción, recurrencia o variabilidad. Pero otro día seguimos porque telita la info que te he dado en un momento.
Si necesitas ayuda, puedes escribirme a hola@lauragares.com 🙂
Te dejo enlaces al podcast para que apoyes esta información:
https://open.spotify.com/episode/5cVMe76IZslGlw4K8r0j5C?si=4BM6Te-KSsat4_ABJAA6gA
Feliz día,