¿Qué es la autoestima? ¿En qué se diferencia del autoconocimiento?
Existe en la psicología popular, una pirámide que describe las fases y etapas de las que se compone, en teoría, la autoestima. Este artículo vamos a ver algunos puntos relacionados con ello, ya que es un buen punto de partida para explicar cómo se puede entender, tener una sana estima por uno mismo.
La Pirámide de Autoestima
“Conócete a ti mismo” – Sócrates
Siguiendo con el ejemplo de la Metáfora de la Pirámide de la Autoestima, como podemos observar, se sitúa el autoconocimiento en la base. En este orden, se consideraría lo primero, conocerse uno mismo, para poder generarse un concepto de uno mismo, para poder evaluarlo, para poder aceptarse, para poder respetarse, y por fin, auto-estimarse. Y tiene bastante sentido, pero no sería una dirección lineal. Podemos aceptarnos y conocernos toda la vida, podemos evaluarnos, ser autocríticos y tener una gran estima, podemos respetarnos y no saber muy bien cómo definirnos. Pero ¿qué es auto-conocerse?
Fuente gráfico: https://blog.instiutoserca.com/que-es-el-autoconocimiento-y-autoestima/
El autoconocimiento
Según Froxán Parga y cols (2020), sería “un conjunto de verbalizaciones con las que uno se describe a sí mismo”. Luego veremos en qué se diferencia de la autoestima.
Si uno es un conjunto de conceptos con los que se describe a sí mismo… ¿Cómo han llegado esos conceptos ahí? – De la experiencia vital y social de cada uno.
El autoconocimiento podemos definirlo, como la capacidad de comprender, sentir y entender qué necesitamos, valoramos y cómo nos comportamos, en una amplia variabilidad de contextos. Cuantas más situaciones hayamos enfrentado y entendido cómo nos sentimos, cómo nos comportamos y con qué función, mejor será el auto-conocimiento que tengamos.
Y aunque esta medida pudiera parecer bastante precisa, (ya que nosotros mismos tenemos el máximo acceso a esa información), puede darnos problemas. Hemos aprendido a definir “cómo somos” dentro de una comunidad verbal en un contexto social determinado. De esta forma, podemos haber aprendido que “no voy a entrenar porque soy vago” como una explicación de que “soy así”, y no ser en ningún caso, una definición correcta de las variables que ahí operan. Podríamos caer en explicaciones circulares como: “soy vago y por eso no entreno / no voy a entrenar porque soy vago”. Esto sería una forma de aglutinar, un conjunto de patrones conductuales en determinados contextos. Pero hasta si uno no entrena, puede ser extremadamente trabajador en el contexto laboral. ¿Entonces, es vago o no lo es, en qué quedamos?
“Para el conductista, toda actividad está controlada inconscientemente; la actividad depende de la historia de refuerzo de dicha actividad, y cualquier conducta verbal que se utilice para justificar la actividad se adquiere a través de una historia de refuerzo propia e independiente.
La definición de cómo es uno es un resumen de conductas
Una persona se construye y define en base a un contexto socio-cultural donde va adquiriendo como “suyos” elementos del exterior y a la vez, al adquirirlos, el contexto los valida.
Una persona dice por ejemplo: “Yo es que soy muy vintage”, pero esa frase, solo sería una frase que resume, un conjunto de comportamientos orientados a lo que se entiende por “ser vintage”. Como comprar cosas de segunda mano, comprar decoración estilo retro, customizar la ropa con parches, llevar un tipo de pelo, valores classy si no es meramente estético …
Por lo tanto, el cómo nos definimos y auto-conocemos, tiene que ver con ser conscientes de cómo nos comportamos en muy diversas situaciones, saber por qué hacemos lo que hacemos y qué queremos obtener con lo que hacemos. En definitiva, sabemos quiénes somos en la mayoría de circunstancias por la conciencia que tenemos de cómo nos comportamos.
La definición/adjetivo de esos comportamientos sería un resumen, como soy vaga o soy cariñosa, sería un compendio de: en general, pospongo mis responsabilidades a hacerlas con incomodidad (ser vaga), o en general, trato de forma agradable y cercana a las personas (ser cariñosa).
Este aspecto es fundamental tanto en psicoterapia como en la vida cotidiana, pues saber a qué respondo en base a mi historia de vida, qué me atrae, saber por qué hago una cosa y no otra y para qué, nos otorga poder y responsabilidad hacia nuestra vida, a la par que nos permite sentirnos menos llevados por la vida y más orientados hacia la vida.
La autoestima
Siguiendo con la definición operante que traíamos de Froxán y cols, (2020) apuntaría que: “La autoestima es un conjunto de verbalizaciones con las que uno se describe a sí mismo y que elicitan una serie de emociones que a su vez, discriminan o pueden discriminar una serie de respuestas operantes de las que se anticipa un reforzador. La autoestima sería por tanto un repertorio verbal autorreferencial moldeado en topografía por la experiencia de la persona”.
En términos más accesibles, podríamos decir que la autoestima es el conjunto de descripciones que hacemos de nosotros mismos y que tienen emparejados emociones agradables o desagradables en función de nuestra experiencia vital. Estas emociones a su vez anticipan que haciendo lo que hacemos, vayamos a obtener algo agradable o desagradable para nosotros.
Por ejemplo: Yo puedo haber aprendido que soy guapa, porque he tenido muchas asociaciones sociales de mi aspecto con consecuencias agradables: mayor atención masculina y femenina, seguidores en redes sociales, comentarios, propuestas sexuales, oportunidades laborales, mejor trato en la mayoría de contextos… De este modo, tendría asociada mi estima- física- una parte de mi persona – “alta”, pues he vivido más experiencias agradables que desagradables con mi físico. Sin embargo por la misma razón, la experiencia social me podría haber devuelto que “soy tonta, poco avispada o superficial”, por tanto puedo tener “una alta autoestima física” pero “baja autoestima” en otras áreas, como la intelectual.
Autoconocimiento y autoestima ¿y qué más?
De esta forma, no hay una forma global de tener “autoestima alta en todo”, salvo que todo se nos dé bien, lo cual es imposible. Tal vez si aprendemos a restarle importancia a tener una “alta autoestima” y nos centramos más en otros aspectos vitales – fuera de nosotros – que tal vez, ese auto-foco nos importe algo menos y no sea una fuente de auto-referencialidad a uno mismo la fuente de sufrimiento.
Pero eso lo dejamos para otro artículo. Puedes echarle un ojo a otros artículos para saber más.
Si te ha resultado interesante y quieres saber más, escríbeme a hola@lauragares.com o deja tu comentario.
Abrazos,